Como un canto de río
me dejo arrastrar, otra vez
el mar es la salida
pero en él tú ya no estás.
Salen a flote los recuerdos
aunque intentaras hundirlos,
confundirlos con indiferencia,
disiparlos entre las olas...
Cada cascada superada
nos llevaba a un caudal mejor,
que ahora seco y en silencio
ruega ser llenado de nuevo.
Pero no servirán mis lágrimas
para colmarlo, y perecerán
las ilusiones que en él nadaban,
ahogadas por falta de agua.
La marea me lleva:
horizonte incierto, gélida brisa
cortante como tus palabras.
Antes tanto y ahora nada.
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